13 de Mayo de 2017
Fiesta de Nuestra Señora de Fátima
100 Aniversario de la Primera de 6 Apariciones
“Y tu alma espada penetrará, para que, de muchos corazones, los pensamientos sean revelados”. – Lucas 2:35
¿Es posible que los acontecimientos de “Fátima”, Nuestra Señora Apareciendo en Su Cuerpo Glorificado, Totalmente Armados con el Poder y el Amor de Dios, prepararan a la Iglesia y al mundo para la Venida de la Pequeña Hija de la Divina Voluntad, Luisa Piccarreta y la venida del Reino de la Divina Voluntad en la tierra como en el Cielo?
Observe los detalles, tal vez pasados por alto por muchos, que bien pueden indicar esta Venida. Porque Nuestra Señora dijo: “Dios quiere Establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. (…) Al final, Mi Corazón Inmaculado triunfará. (…) y un período de paz será concedido al mundo. “En una de las visiones, los tres niños vieron” un ángel con una espada en llamas en su mano izquierda; Parpadeando, daba llamas que parecían incendiar el mundo; Pero murieron en contacto con el Esplendor que Nuestra Señora Radiaba hacia él desde Su mano derecha; Apuntando a la tierra con su mano derecha, el Ángel gritó en voz alta: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Esta visión es una reminiscencia del momento en que Adán y Eva fueron expulsados del Edén. Sólo en esta escena, aparece Nuestra Señora, reteniendo a la Justicia de Dios para atraer a Sus hijos hacia Su Corazón Inmaculado, paso preparatorio, esencial para el “Fiat” de Sus hijos a la Divina Voluntad.
“Y Jehová Dios lo envió del paraíso del placer, para cultivar la tierra de la cual fue tomado. Y echó fuera a Adán; Y puso delante del paraíso de los querubines de placer, y una espada de fuego, girando en todos los sentidos, para guardar el camino del árbol de la vida. “- Gn 3: 23-24
Con el Libro del Cielo, escrito y vivido por la sierva de Dios Luisa Piccarreta, es evidente que Luisa sostiene la ardiente espada de la Justicia de Dios, ayudando a la conversión de las almas y el triunfo de la Iglesia, pero Llevando también a sus hijos a la unión con el Nuevo Adán Jesús y la Nueva Eva María, para entrar en el Reino de la Divina Voluntad.
(Las siguientes seis secciones honran a las seis apariciones de Nuestra Señora de Fátima a los niños: consideren leer el documento entero cada fecha durante este 100o aniversario)
En honor a la Aparición de Nuestra Señora de Fátima el 13 de Mayo a los niños: “Cantad alabanza, y gozaos, hija de Sion;
Porque he aquí que yo vengo, y moraré en medio de ti, dijo el SEÑOR. “(Zac 2:10)
La Reina del Cielo en su Concepción, fue concebida en los méritos, en la Vida, en el amor y penas del futuro Redentor, para después poder concebir al Divino Verbo en Ella para venir a salvar a las criaturas.
Volumen 34 – Diciembre 8, 1936
Mi pobre mente sumergiéndose en el Fiat Divino encontraba en acto la Concepción de la Reina Inmaculada. Todo era fiesta y llamaba a todos en torno a Sí, ángeles, santos, para hacerles ver el prodigio inaudito, las gracias, el amor con el cual llamaba de la nada a esta excelsa Criatura, para que todos la conocieran y alabaran como su Reina y Madre de todos. Pero mientras yo quedaba sorprendida, y habría quedado ahí quién sabe cuánto si mi dulce Jesús no me hubiera llamado diciéndome:
“Quiero honrar a mi Madre Celestial, quiero narrar la historia de su Inmaculada Concepción, sólo Yo puedo hablar de ésta, porque soy el autor de tan gran prodigio. Ahora hija mía, el primer acto de esta Concepción fue un Fiat nuestro, pronunciado con tal solemnidad y con tal plenitud de gracias, que encierra a todo y a todos, todo concentramos en esta Concepción de la Virgen; en nuestro Fiat Divino, en el cual no existe pasado ni futuro, tuvo presente la Encarnación del Verbo, y la hizo concebir y encarnar en mi misma Encarnación, futuro Redentor; mi sangre, que estaba en acto como si la estuviera esparciendo, la regaba, la embellecía, la confirmaba, la fortalecía continuamente en modo divino. Pero no bastaba a mi Amor, todos sus actos, palabras y pasos, primero eran concebidos en los actos, palabras y pasos míos, y después tenían la vida. Mi Humanidad era el refugio, el escondite, la incorporación de esta Celestial Criatura, así que si nos amaba, su amor era encarnado y concebido en mi Amor, y ¡oh! conforme nos amaba, su amor encerraba todo y a todos, puedo decir que amaba como sabe amar un Dios, tenía nuestras mismas locuras de amor por Nosotros y por todas las criaturas, y que amando una vez, ama, ama siempre sin jamás cesar; su oración era concebida en mi oración, y por eso tenía un valor inmenso, una potencia sobre nuestro Ser Supremo, y ¿quién podía negarle nada? Sus penas, sus dolores, sus martirios, que fueron tantos, primero fueron concebidos en mi Humanidad, y después sentía en sí la vida de las penas y de los martirios desgarradores, todos animados por una Fuerza divina. Entonces se puede decir que se concibió en Mí, de Mí salió su vida, todo lo que Yo hice y sufrí se alineó en torno a esta Santa Criatura para cortejarla y volcarme continuamente sobre de Ella y poderle decir: ‘Eres la Vida de mi Vida, eres toda bella, eres la primera redimida, mi Fiat Divino te ha modelado, te ha dado el aliento y te ha hecho concebir en mis obras, en mi misma Humanidad’.
Ahora hija mía, este concebir en el Verbo Encarnado a esta Celestial Criatura, fue hecho por Nosotros con suma Sabiduría, con Potencia inalcanzable, con Amor inagotable, y con el decoro que conviene a nuestras obras. Debiendo Yo, Verbo del Padre, descender del Cielo para encarnarme en el seno de una Virgen, no era suficiente a la Santidad de mi Divinidad la sola virginidad y haberla exentado de la mancha de origen, por eso fue necesario a nuestro Amor y a nuestra Santidad, que esta Virgen primero fuera concebida en Mí con todas las prerrogativas, virtudes y bellezas que debía poseer la Vida del Verbo Encarnado, y por eso después pude concebirme en quien había sido concebida en Mí, y encontré en Ella mi Cielo, la Santidad de mi Vida, mi misma sangre que la había generado y derramado tantas veces, encontré mi misma Voluntad, que comunicándole la Fecundidad Divina formó la Vida a su Hijo e Hijo de Dios. Mi Fiat Divino para hacerla digna de poderme concebir, la tuvo investida y bajo su imperio continuo que posee todos los actos como si fuera un solo acto para darle todo, llamaba en acto mis méritos previstos, toda mi Vida y la vertía continuamente dentro de su bella alma. Por eso sólo Yo puedo decir la verdadera historia de la Inmaculada Concepción, y de toda su vida, porque la concebí en Mí y estoy al día de todo, y si la Santa Iglesia habla de la Celestial Reina, pueden decir sólo las primeras letras del alfabeto de su santidad, grandeza y dones con los que fue enriquecida. Si tú supieras el contento que siento cuando hablo de mi Madre Celestial, quién sabe cuantas preguntas me harías para darme la alegría de hacerme hablar de quien tanto amo, y me ha amado”.
De la Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad
Día Trece – (…) Hija mía, animo, no temas; Tu Mamá está para ti, y hoy te estaba esperando para que Mi Heroísmo y Mi Triunfo en el Sacrificio pudieran infundir en ti fuerza y animo, que pueda ver a mi hijo triunfante en sus dolores, con el heroísmo de soportarlos Amor y para hacer la Voluntad Divina.
Yo tenía apenas tres años cuando mis santos padres me anunciaron su decisión de consagrarme al Señor en el Templo.
Con el pensamiento de que debía pasar mi juventud en la casa de Dios, mi corazón exultó de alegría y al mismo tiempo se sintió oprimido por el dolor. Me sentía tan pequeña aún y tan necesitada de las tiernas atenciones de mi padre y de mi madre… Me estaba privando de la presencia de dos grandes santos. Por otra parte, vi que a medida que se acercaba el día en que se iban a privar de Mí, que rendían sus vidas llenas de alegría y de felicidad, sentían tal amargura que se sentían muertos. Pero, aunque sufriendo, estaban dispuestos a hacer el heroico acto de llevarme al Señor.
Mis padres me amaron en el orden de Dios, y me consideraron un gran regalo, dado a ellos por el Señor; Y esto les dio la fuerza para hacer el doloroso sacrificio. Por lo tanto, hija Mía, si quieres tener la fuerza invencible para sufrir los dolores más duros, que todas tus cosas estén en el orden de Dios, y las sostengas como dones preciosos dados por el Señor.
Ahora, Debes Saber que me preparé con animo para mi salida para el templo, porque, al entregar mi voluntad humana al ser Divino y el Fiat Supremo tomo posesión de mi ser entero, adquirí todas las virtudes como mi propia naturaleza. Yo era el dominador de mí mismo; Todas las virtudes estaban en mí como muchas princesas nobles, y según las circunstancias de mi vida, se mostraron rápidamente, para hacer su oficina sin ninguna resistencia. En vano me habrían llamado Reina si no hubiera poseído la virtud de ser reina sobre mí. Por lo tanto, tuve en mi dominio la caridad perfecta, la paciencia invencible, la dulzura penetrante, la humildad profunda y la dotación total de las otras virtudes. La Divina Voluntad rindió mi pequeña tierra de mi humanidad afortunada, siempre florida, y sin las espinas de los vicios.
¿Ves entonces, querida hija, lo que significa vivir de la Divina Voluntad? Su luz, su santidad y su poder convierten todas las virtudes en la propia naturaleza; Ni se baja a sí mismo a reinar en un alma donde hay una naturaleza rebelde – no, no. Es la santidad, y quiere la naturaleza en la que debe reinar para ser ordenado y santa. Por lo tanto, por el Sacrificio de ir al Templo, fueron las Conquistas las que hice; Y sobre este Sacrificio, el Triunfo de una Voluntad Divina fue Formado en Mí. Y estos Triunfos me trajeron nuevos mares de gracia, de santidad y de luz, hasta el punto de sentirse feliz en mis dolores, para poder conquistar nuevos triunfos.
Ahora, hija mía, ponga su mano sobre su corazón, y dígale a su mamá: ¿sientes tu naturaleza transformada en Virtud? ¿O sientes las espinas de la impaciencia, las hierbas nocivas de las agitaciones, los malos humores de los afectos que no son santos? Escucha, deja que tu mamá Mary lo haga; coloque su voluntad humana en Mis Manos, decidida a no quererla más, y Yo le haré poseer por la Divina Voluntad, la cual lo Borrará todo de ti; Y lo que no has hecho en muchos años, lo harás en un día, el cual será el Principio de la Verdadera Vida, de la Felicidad y de la Verdadera Santidad.
FIAT!